Hoy os presentamos el caso de un paciente que vino a nuestra clínica con un puente de porcelana largo de colmillo a colmillo superior que englobaba seis piezas dentales: los dos caninos superiores, los dos incisivos centrales y los dos incisivos laterales.
Durante la exploración clínica observamos que el puente antiguo presentaba una problemática muy evidente que ya no satisfacía al paciente, pues no estaba cómodo con el puente que llevaba y tampoco estaba contento en lo que a la estética se refiere.


Por una parte, observamos que el color de este puente de porcelana no se mimetiza en absoluto con el color de sus dientes naturales. Si hacemos la comparación observamos cómo sus dientes naturales inferiores presentan mucho brillo y transparencias, mientras que sus dientes artificiales superiores son opacos, sin brillo y sin ninguna caracterización que pueda asemejarlos a los dientes naturales para que pasen desapercibidos.
Por otra parte, con el paso de los años el puente se había desajustado de la encía. Por ello el paciente notaba que se le escapaba aire entre los dientes y que además se le acumulaba alimento. Por último, también estaba desajustado de los dientes que sirven como pilares ya que con el paso de los años la encía de esos dientes se había retraído. Es por esto que existía una gran distancia entre la restauración de porcelana y la encía.
El paciente quería realizarse la sustitución del puente antiguo mediante el mismo sistema pero con materiales renovados. Por tanto, el plan de tratamiento consistió en la eliminación del puente antiguo y en la colocación de uno nuevo que siguiera unos patrones de estética y comodidad adecuados para el paciente. Para ello, nos fijamos en la proporción y tamaño dentario que iban a tener esos dientes nuevos de manera que distribuimos muy bien todo el espacio que había entre canino y canino para que los seis dientes que iban a sustituir los antiguos tuvieran tamaños más adecuados que estos.
Siguiendo los cánones de proporciones dentarias, los caninos y los incisivos centrales tienen que ser más o menos de la misma anchura, mientras que los incisivos laterales tienen que ser más estrechos.
Por otra parte, también nos fijamos muchísimo en la anatomía y color de los dientes propios del paciente para darle la misma apariencia a los dientes de porcelana que estábamos colocándole al paciente.
Para nosotros es fundamental que las restauraciones que colocamos en boca pasen totalmente desapercibidas, que se mimeticen con todo el conjunto de la boca del paciente, tanto con sus dientes como con sus labios a la hora de moverse y a la hora de enseñarlos, mientras el paciente sonríe o mientras habla.
El resultado, tal y como podéis ver en las fotos, es totalmente natural, hemos conseguido rejuvenecer la sonrisa de nuestro paciente únicamente con el cambio del puente antiguo.



